Si estás leyendo este artículo es porque en algún momento te has planteado introducir un perro en tu vida.
Debes saber que esta es una decisión muy importante no debes tomar a la ligera o sin saber una serie de cuestiones que te van acompañar durante muchos años.
Adquirir un perro para que conviva conmigo no puede ser un capricho ni una moda. Convivir con un perro conlleva hablar de sentimientos, de un ser vivo, de necesidades, de prioridades, de gastos, de responsabilidades y de muchos aspectos más, que no tienen nada que ver con hacernos una foto un bonito día de parque y colocarla en una red social.
A lo largo de este artículo, intentaremos definir alguno de los puntos más importantes y como mínimo, hacerte reflexionar sobre cada uno ellos.
El objetivo no es quitarte la ilusión, sino ayudarte a que tomes la mejor decisión y que tus próximos años con un perro no supongan una convivencia de caos, sino un estilo de vida armoniosa y equilibrada.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un perro
1. Decisión a largo plazo
Debemos saber que la esperanza de vida de un perro es proporcional al tamaño de su raza. Un perro pequeño como un caniche viva más años que uno mediano como un Border Collie, y que un pastor vasco viva más años que un Mastín. Esta esperanza de vida podría abarcar un rango de entre 10 y 20 años.
2. Consulta con un profesional
Imagínate por un momento con tres hijos. Y ahora vas a un concesionario y te compras como único vehículo para la familia un deportivo biplaza. Sin duda, será un buen coche, pero claramente no es para ti.
Pues esto mismo sucede en el mundo del perro día tras día. Vemos como la gente se compra perros por modas, bien porque ha visto una foto que le ha gustado, porque un conocido le ha hablado de una raza, etc…
Hemos sido testigos de cómo aumentó la población de Border Collies como perro de compañía después de estrenarse la película “Babe el cerdito valiente”, así como hemos visto aumentar el número de Huskys Siberianos o Alaskas Malamute después de ver la película “bajo cero”. Incluso gran parte de sus perros se llamaban “Maya”, Como la protagonista de la película.
En nuestro centro recibimos constantemente personas que tienen problemas con sus perros, unos mayores y otros menores. Y en el mayor porcentaje de casos, vemos que sus perros no son los idóneos para esas personas.
Si queremos hacer las cosas bien, en busca de esos 15 años lo más armoniosos y felices posibles, lo primero que debemos hacer es quitarnos los idealismos y abrir nuestras mentes.
Debemos acudir a uno o varios profesionales y junto con ellos establecer un perfil de quiénes somos y como vivimos para intentar valorar cuál sería la raza que mejor se integraría en nuestras vidas.
En Agility Euskadi estaremos encantados de recibirte y de asesorarte lo mejor posible para que tú y tu futuro perro gocéis de la vida como os merecéis.
3. Casi siempre acudimos tarde
Cuando tenemos un perro es de vital importancia educarlo, y lo que es más difícil, educarlo bien.
Es habitual recibir propietarios que vienen quejándose de su perro por diferentes cuestiones relacionadas con el día a día. El principal común denominador de todos estos casos es que no se ha actuado a tiempo, no se han preocupado por la educación temprana del perro y han decidido acudir a un centro cuando la situación se hace difícil y en ocasiones insostenible.
El momento idóneo para acudir a un profesional es cuando sabemos que vamos a tener un perro, incluso antes de adquirirlo, ya que también nos darán pautas de cómo realizar la transición de su camada hasta su nuevo hogar y cómo recibirlo.
En definitiva, crear unos buenos hábitos y evitar que se generen manías.
Es mucho más fácil modelar que rectificar, se consiguen muchos mejores resultados empezando con dos meses que con seis años, sabiendo que hay cosas que no debemos hacer hasta diversas edades y qué hay cosas que debemos hacer desde el minuto cero.
4. Estilo de vida
El estilo de vida que nosotros tenemos también va a jugar un papel fundamental a la hora de seleccionar un perro, pongamos un ejemplo gráfico:
Resulta que eres una persona que sale pronto de casa por la mañana, trabaja durante todo el día y llega tarde a casa, además de cansado. Le sacas al perro 15 minutos de compromiso a la tarde noche, y esa es tu rutina. Vale, no es muy difícil averiguar que el perro ideal para ti NO es un Alaska Malamute.
Otros aspectos a tener en cuenta es si soy una persona mayor y sedentaria, o si soy una persona joven y deportista. También valoraremos si vivo solo o acompañado. Esa compañía es mi pareja?, le gustan los perros?. O tal vez tengo hijos?, de que edades?
Como son mis fines de semana?, Tal vez me guste pasear, o tal vez me guste viajar y conocer sitios, tal vez sea de costumbres gastronómicas y de grandes comidas entre amigos…
Y las vacaciones?, en mi planteamiento de los próximos 15 años, figura deshacerme del perro cada vez que me vaya de vacaciones?, o mis destinos van a ser pet friendly?
5. Miembros de la familia
Ya hemos comentado en el punto anterior que es muy diferente vivir solo que acompañado. Si yo vivo solo no tengo que dar explicaciones a nadie, y si meto la pata a la hora de elegir un perro o lo educo mal, las consecuencias las pagaremos el perro y yo, pero nadie más.
Si tengo personas mayores conmigo, sobretodo si son dependientes, cuidado, porque un exceso de energía, o energía mal controlada podría dañar a nuestros seres queridos.
Si vivo con mi pareja, debo valorar si tiene las mismas pasiones que yo o sencillamente respeta mis decisiones, ya que en el primer caso podré contar con una participación activa desde el primer momento en la educación del perro, pero en el segundo caso no podré contar con esa persona, ni sería justo para ella.
Si tengo niños el abanico se abre, ya que también debo educar a los niños para que sepan relacionarse con el perro y no le sometan a situaciones que podrían desencadenar incluso en mordiscos en casa.
En este punto lo más importante va a ser que todos los miembros de la familia estemos en el mismo barco y rememos en la misma dirección. Lo contrario, se convertirá en problemas para el perro.
6. Infraestructura: Espacio y preparación del hogar
No es lo mismo vivir en un piso que en una casa de campo. No es lo mismo para nosotros, no es lo mismo para los miembros de nuestra familia y tampoco es lo mismo para el perro. Esto no significa que no pueda tener un perro en un piso y tampoco significa que si vivo en una casa de campo el perro deba estar todo el día a su libre albedrío.
Sencillamente debo saber que hay unas razas que se van a acoplar mejor a la convivencia en un piso que otras.
Y tampoco es lo mismo abrir la puerta de casa y dejar que el perro salga hacer un pis, que vestirme, salir a la calle, cruzar un paso de cebra, y buscar un trocito de verde en mitad de la ciudad.
7. Adoptar o comprar
Este es un debate que genera mucha controversia y al que dedicaremos un capítulo mucho más extenso.
Lo que sí tenemos que saber es que no es mejor una alternativa que la otra, o al revés, qué una alternativa es mejor que la otra, dependiendo la situación y el enfoque.
Ambas decisiones tienen sus pros y tienen sus contras, detalles que nos puede ayudar a entender un profesional en esa reunión que sugerimos antes de tener al perro
8. Costes asociados
Otro aspecto a valorar son los costes que me va a suponer tener un perro.
Si bien en un principio la gente suele creer que la diferencia está entre comprar o adoptar (y evidentemente ahí tenemos una diferencia económica), esto va a suponer un porcentaje muy pequeño de los gastos del perro a lo largo de su vida.
Independientemente de si el perro es comprado o adoptado, va a necesitar transportines y/o jaulas, collares, arneses, correas, comederos y diversos materiales útiles.
También vamos a tener una serie de gastos en educación, bien sea en cursos cerrados de educación básica, o en forma de cuotas como miembro de un centro.
9. Humanización vs. educación
El mayor problema que sufren los perros de compañía es la humanización a la que les someten sus dueños.
Separaremos en dos grupos a los perros, poniendo en un grupo a los perros de compañía y en el otro grupo a los perros de trabajo y a los perros silvestres.
Bien, pues los perros de compañía presentan una serie de comportamientos y problemas que no tienen los demás perros, ni ninguna otra especie animal del planeta. ¿A qué se debe esto? Muy sencillo, se debe a las situaciones de humanización a las que son sometidos por sus dueños una y otra vez. Y esto sucede por dos motivos:
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- El primero de ellos es porque pretendemos hacer las cosas con el perro de la mejor forma posible, pero desde una perspectiva humana, ya que nadie nos ha formado para hacerlo correctamente.
- Y el segundo motivo es por idealismos, creencias, conveniencias, incluso por nuestro propio egoísmo.
Por eso es de vital importancia informarnos y formarnos lo antes posible para ser capaces, con ayuda profesional, de educar correctamente a nuestros perros y evitarles numerosos problemas para que gocen de un buen equilibrio emocional y una vida satisfactoria junto a nosotros.
10. La muerte del perro
Si bien en nuestra cultura y educación tradicional este es un tema tabú, con los perros pasa algo parecido.
Todos los que tenemos perro vamos a tener que superar su pérdida antes o después, convirtiéndose ese periodo de tiempo en una época de profundo dolor y tristeza en nuestras vidas.
No se trata de que vivamos cada día con la angustia de que podría ser el último con nuestro perro, todo lo contrario, debemos disfrutar de cada día que el perro nos ofrece. Pero debemos ser conscientes de que ese día va llegar, y que va doler. Y este es un punto que también debemos saberlo antes de decidir incorporar un perro en nuestras vidas.
Sin embargo, por muy duro que sean estos momentos, todo lo que el perro nos ofrece en vida es más grande que el dolor por su pérdida.
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