Uno de los argumentos que escuchamos en repetidas ocasiones es el que dice que el perro debe quemar energía para estar tranquilo. Lo oímos constantemente de boca de gente inexperta y casi siempre de propietarios de perros que presentan desequilibrios emocionales y que no saben cómo lograr el equilibrio correspondiente. Los casos más habituales se suelen ver en forma de nerviosismo, ansiedad o hiperactividad.
LEYENDA URBANA
Es habitual escuchar en el día a día frases como ”esta raza debe hacer dos horas de ejercicio al día”, ”los fines de semana debes hacer al menos cuatro horas en monte”, “apuntale a un curso de Agility para que queme energía”, etc.
Todo esto y cuánto le rodea no son más que leyendas urbanas. Los perros necesitan hacer ejercicio igual que nosotros, pero no tienen porque ser atletas de élite para mostrar un comportamiento equilibrado.
El equilibrio emocional no vendrá determinado por la actividad física que realice un perro, de la misma manera que una persona con problemas de movilidad puede mostrar un comportamiento mucho más equilibrado que cualquier otra.
NECESIDADES
Por supuesto que un perro tiene unas necesidades, exactamente igual que nosotros. Uno de nuestros mayores enemigos en nuestra sociedad actual es el sedentarismo, el cual nos repercute negativamente de diferentes formas.
Un perro necesita salir a la calle, pasear, que le pegue el aire, escuchar y ver el mundo, y disfrutar de todo eso junto a su figura de referencia que debe ser su dueño.
De igual manera, también necesita sus horas de descanso, necesita permanecer solo durante largos espacios de tiempo todos los días con el fin de ganar madurez y evitar ansiedades…
Un perro tiene unas necesidades Yin Yang, y la una sin la otra se quedan a medias.
EQUILIBRIO
Esta teoría del equilibrio universal lo vemos en todo en la vida.
Una persona anciana y viuda encerrada en un piso necesita actividad o entretenimiento para mantener un equilibrio. Por el contrario, una persona que trabaja desde la mañana hasta la noche los siete días de la semana, con responsabilidades económicas, laborales, de hogar, con hijos y demás, necesita un balneario y un buen masaje con música relajante de fondo.
Por una regla de tres simple, si tenemos un perro alfombra o un individuo perezoso, tendremos que ofrecerle actividad, estimulación y juego. Si por el contrario tenemos un perro cargado de “energía” lo que debemos ofrecerle es calma. En ambos casos siempre buscaremos el equilibrio ofreciendo lo contrario de lo que propone el perro.
En paralelo a todo este concepto, todos los perros deben ser estimulados mentalmente, por eso recomendamos siempre formar parte de un centro de trabajo.
TU VIDA
En ocasiones nos encontramos con situaciones en los que la convivencia entre las personas y sus perros se convierte en un auténtico calvario.
Debemos ser conscientes de dos cosas:
- Los perros ya tenían unas necesidades antes de que tú decidieses tener uno para ti. De modo que se te podría decir eso de “habértelo pensado antes, ahora ponte las pilas”.
- Eres tú quien ha decidido tener perro y no al revés. El perro debe adaptarse a tu estilo de vida, de ahí la importancia de elegir bien la raza y el individuo. Pero en todos los casos hay unas necesidades mínimas que debes cubrir, para poder convivir ambos en tu estilo de vida.
Si te fijas seguimos hablando de equilibrio, tus necesidades y las necesidades del perro.
HORAS DE CALLE
Los perros aprenden lo que se les enseña. Si tú le enseñas a estar todo el día corriendo de lado a lado, perseguir palomas y gatos, escarbar en el jardín, perseguir a todo lo que se menea y así una tras otra, esto es lo que aprenderá y lo que será.
Si tú le enseñas a pasear de forma relajada, a no tener prisa en llegar a ningún sitio, a permanecer tranquilos sentados en un banco mientras la vida pasa frente a nosotros y ejercicios de este tipo, esto es lo que aprenderá y lo que será.
Por tanto, lo importante no es cuantas horas estamos en la calle, sino qué es lo que hacemos durante ese tiempo.
PERROS DE ANCIANOS
Pongamos como ejemplo a un anciano con movilidad reducida, que camina con su andador ortopédico y que lleva junto a él un perro.
Da igual la raza del perro, da igual su tamaño, ese perro caminará junto a su dueño al mismo ritmo, ¿cómo puede ser posible?. La respuesta es muy sencilla, esto es lo que somos, desde el principio, tú y yo. No ha existido la posibilidad de que corramos, tampoco hemos podido hacer grandes caminatas, siempre hemos sido esto, una pareja tranquila y calmada. Y sea un caniche, un perro de aguas o un pastor alemán, caminará al lado de su dueño en armonía.
Un claro ejemplo en el que se cubren las necesidades del dueño llevando un perro adaptado a su estilo de vida, y donde también se cubren las necesidades del perro, que para llegar a ese punto de compenetración con su dueño ha tenido que salir mucho a la calle para repetir este ejercicio. Un ejemplo perfecto de equilibrio.
CASO EXTREMO
En nuestro centro tuvimos un caso muy interesante, de una persona con uno de esos perros “hiperactivos”. El día a día de esta persona consistía en caminar todos los días 20 km con su perro antes de irse a trabajar. Al volver del trabajo el perro le estaba esperando para subirle a una cinta andadora durante una hora. Por la tarde – noche salían a pasear juntos. Este perro era un manojo de nervios. Según la leyenda urbana ese perro debería hacer más ejercicio para quemar energía.
Sin embargo, cuando ingresó en nuestro centro le dimos todo lo contrario, le dimos calma. A través de filosofía, rutinas programadas y ejercicios concretos, logramos que ese perro tuviera un gran equilibrio emocional y fuese capaz de esta relajado en cualquier ambiente.
Para nosotros fue un caso fantástico.
EL MEJOR EJERCICIO
No es necesario volverse loco. Siempre recomendamos formar parte de un centro de trabajo, ya que lo mejor que podemos ofrecer a nuestros perros es una estimulación mental.
Habitualmente no sabemos cómo ofrecerles dicha estimulación y de ahí que necesitemos ayuda profesional.
Por otro lado, no necesitamos correr ni subir montes ni hacer ejercicios extraordinarios. El mejor ejercicio del mundo es pasear. Pasear tranquilos, con calma, sin prisa, sin un destino que nos obligue a ir deprisa. Pasear relajados, sentarnos un buen rato juntos, jugar entre “tú y yo” y volver paseando tranquilamente a casa. Este es el mejor ejercicio del mundo para todos los perros.
ORIGEN DEL COMPORTAMIENTO
¿Qué parte del comportamiento final de un perro viene de su propio carácter y qué parte de la educación que nosotros le damos?
Un perro cuando nace es como una esponja seca. A esa esponja le podemos echar agua, vino o lejía. Si una vez la hemos llenado de lejía nos bañamos con ella, sin lugar a dudas tendremos problemas.
Bien, con el perro pasa lo mismo. Si bien es cierto que hay un componente genético que va a marcar el carácter inicial y de base del perro, por regla general esto va a suponer un 20% en su comportamiento final, ya que el otro 80% va a depender de nuestra capacidad de manejar ese carácter, sus instintos, y en definitiva, de nuestra capacidad para educarlo. Por eso insistimos tanto en la importancia de iniciarnos en un centro lo antes posible.
CONCLUSION
Cuando decidimos introducir un perro en nuestra vida debemos ser conscientes de la necesidad de educarlo. Para ello debemos huir de leyendas urbanas y ponernos en manos de profesionales.
Tanto los perros como nosotros tenemos unas necesidades, que si trabajamos con inteligencia podemos satisfacer.
En todo cuanto hacemos debemos poner el ojo en el equilibrio Yin Yang, pues nos dará pistas de por donde debemos actuar.
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