Cora no nos lo puso fácil al principio. Después de acudir a dos centros distintos por sus miedos e inseguridades, nos pusimos a indagar y dimos con Agility Euskadi.
Conocer a Pedro fue una de las mejores cosas que nos pudo pasar y supimos que habíamos dado con el sitio adecuado en cuanto el primer día se acercó a él en busca de seguridad, de refugiarse.
Fuimos trabajando a diario para poder gestionar todas esas emociones y a pesar de que es una perrita sumamente sensible, aprendimos a entenderla mejor y a ver su mundo a través de sus ojos. Gracias a unas pautas adecuadas, muchísimo amor y una paciencia infinita, conseguimos que poco a poco fuera gestionando mejor todo su entorno llegando incluso a introducirnos en el mundo del Agility.
Después de ver que tenía unas capacidades que nosotros hasta ese instante no supimos sacar de ella, poco a poco nos fuimos enamorando del Agility y todo lo que le rodea. Para nosotros es una forma única de crear vínculo con los animales y de disfrutar de una manera super bonita y mágica.
Ahora es una perrita más equilibrada y feliz y por ello también nosotros.☺️