Es una escena común: te encuentras con un cartel de “prohibido perros” en numerosos lugares. Si bien en algunos espacios la restricción parece lógica, en otros nos preguntamos por qué no podemos acceder con nuestras mascotas. Hagamos una pausa y analicemos algunos puntos importantes que dan origen a estas limitaciones.
1. Origen de las restricciones: Un problema de convivencia
Las prohibiciones no surgen de la nada; son la consecuencia de diversos factores que afectan la convivencia y la percepción pública de los perros:
- Higiene: Cuando algunos dueños no recogen las heces de sus perros, estas se acumulan en espacios públicos. Esto no solo convierte los lugares en sitios incómodos y sucios, sino que también puede representar un riesgo para la salud pública.
- Quejas: Los espacios comunes, como los parques, son para el disfrute de todos los vecinos, no solo para perros. La falta de cumplimiento de las normas, la invasión de áreas comunes o los ladridos constantes pueden generar quejas ante los ayuntamientos y otras entidades.
- Incidentes: Los casos de mordiscos, ya sea entre perros o a personas, son más frecuentes de lo que creemos. Si a esto le sumamos que en la mayoría de los casos al menos uno de los perros iba suelto, se genera una sensación de inseguridad entre los usuarios.
- Fauna: En entornos específicos, como los parques naturales, la interacción descontrolada de perros puede alterar la fauna local o perjudicar el ecosistema. Por esta razón, en algunos de estos lugares se prohíbe directamente su entrada.
- Falta de educación: Cuando los perros no están bien educados, y esto genera las situaciones anteriores, se convierte en un problema social. En casi el 99% de los casos, el culpable es el dueño, por su falta de educación y responsabilidad social.
2. Conductas que llevan a restricciones
Ciertas acciones por parte de los dueños de perros son las principales responsables de que existan y se mantengan las restricciones:
- No recoger las heces: Puedes ser una persona muy educada y recoger siempre los excrementos de tu perro, pero basta con una sola persona que no lo sea para que se señale con el dedo a todo el colectivo canino.
- Perro suelto: Un perro suelto es, por definición, un perro descontrolado. Aunque tu perro sea tranquilo y camine a tu lado, el hecho de que vaya suelto genera inseguridad en otras personas, sin mencionar que una interacción con perros reactivos puede desencadenar un conflicto.
- Invadir espacios: A menudo, por desconocimiento o falta de consideración, vemos perros en parques infantiles, en playas prohibidas o en jardines recién sembrados. Estas invasiones irritan a la comunidad y refuerzan la necesidad de prohibiciones.
- Comportamientos molestos: Acciones como enfrentarse a otros animales, ladrar sin parar, acercarse a niños sin permiso, saltar encima de la gente o orinar en zonas de juego, pueden complicar enormemente la convivencia con el resto de las personas.
- Incumplir normas en espacios compartidos: Algunos parques y otros espacios restringen el acceso de perros solo en ciertas zonas, horarios, o exigen llevarlos atados. Incumplir estas normas también hace que el sector canino sea mal visto.
3. Soluciones: Fomentando la convivencia responsable
La buena noticia es que gran parte de estas restricciones se pueden revertir o mitigar si los dueños de perros asumen un papel más activo y responsable.
- Educación: Un dueño educado suele tener un perro educado, y viceversa. Si vemos por la calle un perro con correa, que se comporta bien, que no ladra y transmite una energía tranquila, será bien recibido por toda la comunidad. Considera un curso de educación canina para mejorar el comportamiento de tu mascota y el tuyo.
- Tenencia responsable: Debemos promover los derechos y las obligaciones de los dueños de perros. Los derechos de una persona terminan donde empiezan los derechos de otra. No podemos ni debemos imponer nuestra pasión por los perros a quienes no la comparten. Si, con nuestro ejemplo, colaboramos en positivar la imagen del sector, cada vez encontraremos menos restricciones.
- Espacios específicos: Es importante fomentar la creación de parques caninos, zonas delimitadas para perros, horarios donde los perros sean bienvenidos, playas o plazas donde podamos acceder con nuestras mascotas sin molestar a nadie. Por ejemplo, que un perro pueda acceder a una playa no significa que tenga derecho a molestar a los demás bañistas.
- Normas claras: En ocasiones, el propietario no respeta las normas porque simplemente no sabe que existen. Es crucial que las normativas sean visibles, razonables y estén bien explicadas.
- Dar ejemplo: Cuando un grupo de personas con sus perros actúa de forma respetuosa —recogiendo sus excrementos, respetando las normas, cuidando el entorno, siendo considerado con los transeúntes—, se genera una imagen positiva y una mayor aceptación social, reduciendo la necesidad de restricciones y prohibiciones.
Gran parte de las restricciones y prohibiciones de acceso para perros nacen de las malas conductas de algunos dueños. Si los propietarios somos respetuosos y responsables, habrá menos restricciones y una mayor aceptación positiva por parte de la sociedad. La clave está en el sentido común, la educación y el respeto.
Categorías
Últimas entradas
Si estás interesado en nuestro curso de agility o nuestro curso de educación canina en el que aprenderás a cómo educar a tu perro y vives cerca de nuestras instalaciones (en poblaciones como Bilbao, Barakaldo, Getxo, Santurtzi, Portugalete, Basauri, Leioa, Galdakao, Sestao, Erandio) no dejes de visitarnos.
¡Estaremos encantados de atenderte!